22 de septiembre de 1828
El Periódico "El Correo Literario y Mercantil" número 31publica unas interesantes noticias sobre una epidemia de "Calentura" en Gibraltar y las diferentes acciones que se realizaron para que no se expandiera. Pero para mi lo más interesante de este documento, es la verificación de que en 1828 ya existía una "Aldea" que la conocían como "la línea de Gibraltar" donde sus habitantes se dedicaban al comercio con la Plaza:
"SANIDAD PÚBLICA.
Con motivo de haberse observado algunos síntomas de contagio en el hospital civil de Gibraltar se han publicado, tanto en la misma plaza, como en Cádiz, Algeciras y Sevilla, varias órdenes y bandos relativos a la expresada circunstancia, por los que se prescriben las medidas de precaución que en semejantes casos adopta inmediatamente el celo de las autoridades. Daremos la noticia exacta con el orden que hasta ahora se ha observado en los expresados bandos para la mayor seguridad en un asunto de tan general interés.
Cádiz 10 de septiembre.
Edicto. - Desde las primeras noticias que tuvo esta Junta Superior de Sanidad, y le obligaron a tomar la determinación publicada en el diario mercantil del 4 del actual, acaba de recibir por derrotero de pueblo en pueblo el aviso, que copiado a la letra dice así:
La Junta Principal de Sanidad del Campo de Gibraltar y su distrito hace saber: Que a las dos de la madrugada de este día ha expedido la circular del tenor siguiente:
»Produciendo una duda indefinible por ahora los síntomas observados en seis enfermos de los existentes en el hospital civil de Gibraltar, según resulta del informe presentado a esta Junta por la comisión que hizo pasar allí y sin embargo de que en la población se ha notado igual novedad, ha creído la expuesta corporación que se está en el caso que previene el artículo 3º de la Instrucción de 25 de agosto de 1817
Por consiguiente quedan sujetas desde hoy mismo a 20 días de entredicho las procedencias de mar y tierra del mencionado Gibraltar. Lo participo a V. para su inteligencia y demás efectos.»
Lo que se anuncia al público sin pérdida de momento para que le sirva de gobierno, en tanto que con mejores datos puede aclararse la naturaleza de la calentura de que adolecen los seis indicados individuos.
Algeciras 5 de septiembre de 1828 = José Miranda, presidente = Manuel Delgado, secretario.
Por otros conductos y con igual fecha se deduce que la enfermedad es contagiosa, y al mismo tiempo se detallan las precauciones que la Junta Principal de Algeciras ha adoptado: estas nada dejan que desear, y tranquilizan en mucha parte a la de este puerto, porque conoce que aun las tomará mayores si las circunstancias lo exigiesen.
En medio de todo, aunque los sucesos de Gibraltar no ofrezcan todavía la evidencia del contagio, si damos una ojeada a los años anteriores, y consideramos a este benemérito pueblo sumergido en la más horrorosa catástrofe, y llorando todavía el luto y aflicción que le produjo la calamidad de 1819 y si hoy, aunque disfrutando (a Dios gracias) de completa salud, lo miramos (apuesto a consecuencias aún más fatales que las experimentadas, y en situación más crítica por las tropas francesas que la guarnecen, se convencerán todos de la necesidad en que se encuentra esta junta de tomar medidas capaces de libertar del contagio, si lo hay, y de tranquilizar a este vecindario y provincia.
Animada pues de tan justos fundamentos, y deseando cumplir con sus deberes, ha acordado en sesión de ayer observar las siguientes reglas de precaución y penas a los contraventores.
1º Desde hoy en adelante las procedencias de Gibraltar se considerarán de patente sucia, no admitiéndose en este puerto ni en ninguno de los del distrito por pretexto alguno.
2º Los cruceros de guerra franceses están prevenidos de llevar a efecto esta medida, despidiendo desde afuera a toda embarcación viniente de dicha plaza. Los prácticos de este puerto y Rota enteraran a los barcos de dicha procedencia de la inadmisión decretada, y no les prestarán auxilio para entrar bajo su más estrecha responsabilidad, y aun la pena de la vida si lo ejecutasen.
3º Como en todos tiempos el contrabando ha sido el que ha dejado ilusorias las más excelentes precauciones sanitarias, comprometiendo su inmoral tráfico a pueblos enteros, la sociedad, los derechos de la naturaleza y las leyes de sanidad, imponen a cualquiera la obligación de perseguirlo como el mayor enemigo de la humanidad; y siendo esto en las actuales circunstancias mucho más interesante que nunca, la junta excita el celo de los Jefes y demás empleados de real Hacienda para que redoble sus conatos en evitarlo a toda trance. Ella por su parte no mirará con indiferencia a los infractores de esta ley hoy dia tan sagrada. Desgraciados los que se aprendan ejecutándolo o sean cooperadores, porque desde el momento quedan declarados puramente infractores de las leyes de unidad, juzgándolos por una comisión militar, y mediando un proceso verbal serán irremisiblemente pasados por las armas en obsequio de la seguridad pública y escarmiento de los demás.
4º Declaradas como quedan las procedencia de Gibraltar de patente sucia, y aunque las precauciones tomadas por parte de la Junta de Algeciras sean las más exquisitas, es consiguiente calificar a esta como a las de Tarifa y San Roque de patente sospechosa, es decir, sujetas a 15 días de cuarentena, y 20 de expurgo de género susceptibles de contagio.
5º A la junta principal de Sanidad de Algeciras se le pedirá que disponga no admita en Tarifa embarcación alguna de Gibraltar, invitándola a que así como no ha perdido momento en comunicarle las ocurrencias de aquella plaza, continúe haciéndolo de todos los acaecidos ulteriores con aquella eficacia que su celo le dicte, exija el caso y el mejor servicio de S.M.
6º Al Excmo. Sr. Capitán general de Marina del departamento se le pide tenga la bondad de proporcionar una barca de guerra mantenida por la marina, para que estacionada en Tarifa lleve a efecto la incomunicación enunciada en el capítulo antecedente.
7º Al Excmo. Sr. capitán general de la provincia se le pide tenga a bien dar sus órdenes para que las tropas de su mando guarnezcan lea costas de poniente y levante, especialmente el punto del Terrón, donde por desgracia se ejecuta el contrabando de Gibraltar con más frecuencia e impunidad que en parte alguna.
8º Los cruceros franceses están prevenidos de vigilar igualmente el expresado punto.
9º A la Junta Superior de Sanidad de Sevilla se le invita a fin de que prevenga a las subalternas marítimas de su distrito no libren patentes de salud a los barcos pescadores, obligándolos de este modo a que no pernocten en el mar.
10. Queda prohibida la pesca de noche al candil fuera de bahía; y está invitado el señor vocal nato comandante de Rentas para hacer arrestar por las rondas del resguardo a todo el que contraviniere, con el fin de imponerle la junta la pena conducente. Los que se empleen en dicho ejercicio dentro de bahía habrán precisamente de obtener permiso por escrito del señor capitán de puerto.
11. El pasaje por la barca de Sancti Petri queda de hecho cortado.
12. Se excita el celo del señor subdelegado principal de la policía de esta provincia para que haga a sus subalternos, no sólo existentes en las puertas de esta plaza, sino en todo el distrito de su mando, redoblen la mayor vigilancia en examinar los pasaportes de los forasteros, haciendo retroceder al que viniere de Gibraltar, cuya orden estarán ejecutando ya las tropas aliadas.
La junta, al paso que se apresura a participar al público las disposiciones que en obsequio de su seguridad, y en cumplimiento de sus sagrados deberes, ha creído necesario adoptar, espera que un tan ilustrado vecindario, conociendo el Interés que le reportan, ayudará a su ejecución, y no duda que le darán aviso inmediatamente que sepan que algunos procedentes de Gibraltar, eludiendo la vigilancia sanitaria, se introduzcan en esta plaza; bajo el concepto que el que lo ejecute, el que los conduzca, y el que los encubra, correrán la misma suerte, y sufrirán igual pena que la señalada a los contrabandistas en el capítulo 3º = Cádiz 9 de septiembre 1828 = El teniente general, comandante de la división de Cádiz, presidente de la junta superior de Sanidad 0 Vizconde Gudin. = José García Valladares, secretario.
Algeciras 8 de septiembre.
La junta principal de Sanidad del campo de Gibraltar y su distrito hace saber; que por el Excmo. Sr. gobernador de la plaza de Gibraltar se le ha participado con fecha de ayer lo siguiente:
Gibraltar 6 de setiembre de 1828 = Excmo. Sr.: Ayer tuve el honor de recibir el oficio de V. E. de la misma fecha, y tiento infinito tener que participar a V. E. que después de mi última comunicación se han presentado casos adicionales de calenturas, algunas de las cuales de naturaleza sospechosa. En su consecuencia he mandado tomar las medidas conducentes para atajar el mal, haciendo salir A la parte septentrional de esta plaza todos los vecinos de las casas inmediatas al sitio en donde se manifestaron primero las calenturas, y haciendo acampar las tropas que estaban acuarteladas en las cercanías a dicho sitio; mediante lo cual me lisonjea la esperanza de que el mal no se extenderá. Ruego a V. E se sirva aceptar mi más sincero agradecimiento por la bondad que ha tenido en permitir que esta guarnición reciba de España los víveres acostumbrados, y tengo el gusto de participarle que hoy ha sido restablecido el mercado bajo los reglamentos sanitarios. = Tengo el honor de ser de V. E. su más atento y obediente servidor. = Firmado = Jorge Don general y teniente gobernador. = Al Excmo. Señor D. José Miranda.»
En su virtud, y corroborándose por otros conductos ese mismo aviso, se declara desde luego en estado de epidemia o contagio la referida plaza de Gibraltar, y se niega absolutamente la admisión de sus procedencias en este territorio, con arreglo a las las instrucciones generales del año de 1817.
Queda pues prohibido bajo pena de la vida todo roce o comunicación con la dicha plaza y su bahía; y la junta se lisonjea de que no llegará el caso funesto de tener que llevar a debido efecto la rigidez de la indicada medida, que tendrá irremisiblemente ejecución si contra sus esperanzas hallase motivo algún día para tener que desplegar la energía que la caracteriza y la firmeza de sus disposiciones.
A fin de prevenir todo incidente desagradable, y garantir al propio tiempo la confianza que le está depositada, avisa asimismo que desde el día 5 por la mañana quedó establecido el cordón sanitario, cubriéndose con tropas y con dependientes del resguardo de Rentas toda la costa desde Cala-Sardina, término de Manilva, hasta la plaza de Tarifa; habiéndose al propio tiempo dictado las disposiciones oportunas para recoger todos los buques menores y situarlos en paraje de donde no puedan ser extraídos.
Es de advertir al propio tiempo que sin embargo de lo indicado en el edicto del dia 5, solo fueron admitidas a cuarentena por tierra las personas que en la madrugada de ese mismo día habían pasado a Gibraltar a conducir víveres, según tienen de costumbre, las cuales están colocadas en los parajes que indica el oficio siguiente producido por la diputación sanitaria de San Roque, que se estacionó en la línea de Gibraltar con la debida anticipación.
«Comisión de la Junta de Sanidad de San Roque. — En virtud del oficio de V. fecha de hoy, en el que me dice que el Excmo. Sr. comandante general del campo y presidente de la junta superior de Sanidad del mismo, pregonando a V. le de una idea circunstanciada de las disposiciones tomadas por esta comisión; contesto a V. que las primeras que se tomaran fueron la de destinar dos casas de observación para los trajineros procedentes de Gibraltar del dia de ayer, la primera situada en la Pedrera en el cortijo de un tal Ambrosio, y la segunda los barracones nominados de Gabarron: dichas dos casas guardan las calidades y proporciones según los artículos que trata el reglamento del año 17, habiendo repartido entre ambas las personas que salieron ayer de dicha plaza, escoltadas con las guardias correspondientes.
En el dia de hoy a las seis de la mañana han quedado puestas las líneas de demarcación cada una 50 pasos de distancia, según previene el precitado reglamento, habiéndose provisto aquella ciudad de cuantas especies han sido presentadas por la arriería que diariamente se dedica a este tráfico.
Todo ha sido ejecutado con la mayor premura y buen Orden, arreglándose en un todo a las leyes sanitarias, siendo estas as de picar las cartas, ponerlas en vinagre y demás requisitos que son consiguientes, vigilando incesantemente esta comisión para llenar los deberes de su instituto y de las facultades que le son cometidas en beneficio de la salud pública. Dios guarde &c. Línea 6 de setiembre de 1828. =Lorenzo del Barco y Lozano. = Señor comandante de armas de la línea.»
Por último, se participa al público que al mando del cantón y línea fronteriza a la mencionada plaza se halla confiado a un jefe celoso y activo, y allí se encuentra también regularizando el servicio el coronel D. Cristóbal González Aller, teniente coronel mayor del regimiento infantería del Infante 4º de línea, nombrado mayor general del cordón. = Sucesivamente se publicarán las demás disposiciones que se dictaren. = Y para que nadie niegue ignorancia y llegue a noticia de todos, se publica y fija con las debidas formalidades. Expedido en Algeciras a 7 de setiembre de 1828.=José Miranda, presidente = Manuel Delgado, secretario.
--------------- 0 ---------------
22 de septiembre de 1896
Don Juan Peguera, Administrador de la Aduana de La Línea de Gibraltar, solicitó permiso para extraer de las canteras de Puerta Tierra o de otras 100 carretadas de piedra para empedrar el muelle de la Aduana.
--------------- 0 ---------------
22 de septiembre de 1901
El Periódico "El Heraldo de Madrid" núm. 3.965 publicó la noticia de la visita del General Weyler a La Línea:
"Algeciras 21 (8.20 n.)
A las cinco de la tarde ha fondeado en esta bahía el crucero Numancia, conduciendo al ministro de la Guerra.
A cumplimentarla fueron a bordo el comandante general de este campo y las autoridades de Marina.
Inmediatamente después, y en un bote del mismo barco, se dirigió el ministro a tierra, acompañado del capitán general de Andalucía, el general Fonsdeviela, sus tres ayudantes y los demás señores expresados.
Algeciras 21 (9 n.)
Tan pronto como saltó a tierra el ministro, montó a caballo y se dirigió al centro de la población, haciéndole los honores un piquete del batallón de Cazadores de Cataluña, y ejecutando la Marcha Real la banda de música del mismo.
Un gentío inmenso invadió los muelles; pero antes de que se diera cuenta de la llegada del ministro, éste visitaba rápidamente el parque de Artillería, las oficinas de Administración militar, los cuarteles y el hospital.
Después visitó el depósito de cañones, y enseguida pasó al hotel de María Cristina, donde se hospeda.
A la puerta del hotel se hallaba una compañía del segundo de Montaña con bandera y música, que le rindió los honores de ordenanza.
Según se dice, el general Weyler ha notado algunas deficiencias, que le han disgustado bastante.
Por rara coincidencia, cuando el Numancia daba vista a este puerto, salía de Gibraltar, con rumbo a Cádiz ó Ceuta, la escuadra inglesa del Canal. Al pasar nuestro buque por delante del barco almirante de dicha escuadra, fue saludado con varios cañonazos, extrañando que no se le contestara.
Mañana irá el ministro a San Roque, Sierra Carbonera y La Línea, y al regreso visitará Punta Carnero, Torre de San García, Adalides, Almirante y todas las alturas de la plaza.
Llamó la atención del director de Comunicaciones sobre el escasísimo personal de que está dotada esta importante estación telegráfica, en la que no hay más que dos empleados, teniendo un sólo individuo que atender al público, tasar telegramas, y a once hilos que aquí afluyen.
Esto da lugar a no pocas censuras, mucho más en las actuales circunstancias, que se debieran tener presente enviando más personal.
La Línea 21 (2 t.)
Mañana se espera que llegue a esta el general Weyler, al que el Ayuntamiento obsequiará con un espléndido banquete en los hermosos jardines del parque de la Victoria. Desde aquí irá el ministro de la Guerra a visitar Sierra Carbonera, las Pedreras y otros puntos estratégicos.—El corresponsal.
La Línea 22 (10 m)
Procedente de Algeciras, y en un vaporcito de la Compañía Arrendataria de Tabacos, acaba de llegar el ministro de la Guerra, acompañado del capitán general de Andalucía, comandante general del campo de Gibraltar, diputado a Cortes por el distrito, D. Luis Ojeda; generales Fonsdeviela y Urquiza y su estado mayor.
Desembarcaron por el Espigón, donde los recibieron las autoridades civiles y militares y una escolta que llegó esta madrugada de Algeciras.
El general Weyler, en cuanto saltó a tierra se dirigió en carruaje a visitar el cuartel de infantería, durando la visita sólo unos minutos por constar este destacamento únicamente de 40 hombres.
Ahora sale el ministro a caballo a recorrer con su estado mayor la línea fronteriza.
—El corresponsal.
La Línea 22 (10,50 m.)
Desde la Tunara envió el general Weyler un aviso aquí, donde le esperaban el Ayuntamiento y las autoridades locales para almorzar, que lo haría en San Roque, después de visitar los puntos estratégicos de la Pedrera y Sierra Carbonera.
La decisión del general Weyler es comentadísima, no achacándola a desaire, conociendo su idiosincrasia.
En San Roque le aguarda un tren especial, que no se sabe si le conducirá a Algeciras o a Ronda, donde se propone también ir.
Gibraltar 32 (10,35 m.)
A la visita del general Weyler al Campo de Gibraltar no le dan aquí importancia alguna los elementos militares, porque, dadas las buenas relaciones que existen entre España e Inglaterra, no se espera que fortifique el campo vecino, no siendo grato a la Gran Bretaña, y máxime sabiendo que el Gobierno español desea mantener á toda costa el status quo.—El corresponsal
El historiador sanroqueño Juan Antonio García Rojas, publicó en su Facebook la siguiente foto y datos:
"WEYLER EN SAN ROQUE
Un tal día como hoy 22 de septiembre, pero del año de 1901, entraba en la ciudad de San Roque por la calle Málaga, el general Valeriano Weyler y Nicolau, a la sazón ministro de la guerra.
Regresaba de la visita que con anterioridad había realizado a la antiquísima Torre de Sierra Carbonera, y en la que las autoridades mandaron colocar después, en el dintel de la puerta de entrada, una placa de mármol blanco con la siguiente inscripción:
"Weyler, Primer Ministro de la Guerra que me Visitó. La Patria Agradecida"
Weyler vino a San Roque con el objetivo de comunicar a sus autoridades, la intención de su ministerio de aumentar la guarnición militar de la ciudad, con la construcción de tres nuevos cuarteles: El Diego Salinas para la infantería, el Simón Susarte para la artillería y el Coronel Figueroa para la caballería, aunque este último quedó en un simple proyecto."
--------------- 0 ---------------
22 de septiembre de 1902
El periódico "El Liberal" publica un interesantísimo artículo firmado por Alfredo Vicenti. Merece la pena leerlo:
—Lo dije ya en mi artículo anterior—la plaza mercantil vale más y es más temible para nosotros que la plaza fuerte.
Esa plaza mercantil forma el centro de contratación, el núcleo, el foco, la capital (vaya de una vez la palabra), no sólo de todo el Campo, sino de dos, de tres, quizá de cuatro, provincias andaluzas.
Alguien afirma, con buena o mala invención, que a la sombra de la Roca han crecido y que de ella exclusivamente se nutren los pueblos comarcanos. No. Los pueblos y Gibraltar han prosperado simultáneamente y paralelamente, siquier haya sido de Gibraltar de donde dimanaron el impulso y las iniciativas.
Cuando La Línea, hermosa y calumniada población que hoy cuenta cerca de 40.000 almas, no tenía a mediados del siglo XIX más que tres humildísimas viviendas, el valor comercial del puerto británico era, no obstante la franquicia, totalmente nulo.
De treinta años acá se ha verificado la transformación maravillosa de que españoles o Ingleses (perfectamente entendidos, a despecho de lo que simulan con engañosa lejanía las apariencias), sacan beneficios y lucros considerables.
No hablo tan sólo de Algeciras, de La Línea, de San Roque, de Los Barrios, etcétera: hablo de una extensa comarca que comprende términos de Málaga, de Cádiz y de Córdoba.
Nueve años há que funciona el ferrocarril pecaminoso y heterodoxo de Bobadilla. En esos nueve años ha habido un aumento proporcional de 200.000 toneladas en las mercancías y de 60.000 personas en los viajeros.
Antes, nada valían a cierto duque español, tan noble como un rey, sus quejigales de Castellar, la Almoraima y Cortes ahora le producen sesenta mil duros al año. La fabricación y las industrias que con los caminos de hierro se relacionan, han adquirido en Algeciras, juntamente con el ramo de hoteles y hospedajes, un vigoroso desenvolvimiento.
La gran fábrica de corcho que poseen en La Línea los Sres. Larios y que tiene su dirección en la plaza gibraltareña, se ha convertido después del incendio de 1889, y merced a la restauración de 1894, en un establecimiento modelo, que es, sin duda, el mejor entre los de España, que a tal explotación se dedican.
Y ya que he vuelto a mencionar La Línea, justo me parece dar cuenta a los lectores del positivo milagro en esa población, y de las injusticias, las vejaciones y los injuriosos olvidos de que sus moradores son objeto por parte del Estado.
En poco más de un cuarto de siglo, la aldea de tres chozas ha llegado a reunir en hermosas calles y en humildes suburbios 31.800 habitantes de hecho y 27.644 de derecho. Mayor es el número, que excede acaso de los 44.000; pero se descuentan para los efectos tributarios los ocho o diez mil que pasan el día en Gibraltar y que regresan a sus viviendas por la noche.
Fue necesario en tiempos de la Revolución que un prócer gaditano desease crearse un distrito propio para que el Gobierno accediese a la creación de una Municipalidad independiente, solicitada por el vecindario de La Línea.
Allí empezaron y allí acabaron las mercedes.
Vive desde entonces La Línea privada de los más elementales servicios públicos y casi incomunicada con las ciudades y villas que la rodean, no obstante ser entre todas la mayor y la más rica.
Para sus cuarenta mil almas católicas dispone solamente de una parroquia servida por tres curas, y para sus cuatro o cinco mil párvulos y mozos inalfabetos, de dos escudas de niños y otras dos de niñas, con la agravante de no funcionar sino una de estas dos últimas ¡por carencia de local apropiado!
A fuerza de trabajos y de suscripciones privadas, se ha logrado habilitar una Casa de socorro; pero eso no basta ni con mucho para las necesidades de un vecindario tan denso.
Por dicha, y para vergüenza del Estado español, los hospitales ingleses acogen sin dificultad a cuantos enfermos nuestros lo solicitan.
Cuanto a comunicaciones, la carretera a Gibraltar es una cosa Imaginaria, que apenas si se distingue del arenal circundante por los baches y anfractuosidades de su corto recorrido.
Empalma con la inglesa, cuidada, limpia y bruñida como el entarimado de un salón. Y al dar el primer paso los que van a pie, o al avanzar el primer metro los que van en coche, el hundimiento de los pies en el polvo, o los saltos tremendos del cab. les recuerdan, por si lo habían olvidado, que han salido de los dominios extranjeros y entrado en el suelo patrio, tan duro como bien querido.
Allí se desarrolla todas las tardes la escena pintoresca del cacheo de siete o ocho mil trabajadores.
Los forma la guardia civil en hileras de seiscientos a ochocientos, que aguardan al aire libre a que el gran barracón torniquete se desocupe.
Después, los obreros y las mujeres sufren tres registros de los carabineros y uno más de los funcionarlos y matronas que costea, para fiscalizar a los otros, la Arrendataria de Tabacos.
Es de ver como en los alrededores, y en presencia de los fiscales y del público, se visten y desnudan para cargar azúcar y tabaco los varones y las hembras.
Parece aquello, no un lugar de Europa, sino un zoco africano.
Y sin embargo, pasa el contrabando, y para su negociación hay una especie do Bolsa al lado allá del registro.
Los ingleses, militares y civiles, que disponen en las inmediaciones de un velódromo, un hipódromo y un jardín de recreo, acuden todas las tardes al espectáculo, sin que de labios afuera se les advierta ninguna sonrisa.
Peor todavía que la carretera indicada, es la que de La Línea conduce a San Roque. Tanto, que, según cuenta verídica y donosamente Gabriel Maura, en un notable estudio sobre el Campo de Gibraltar, el invierno pasado se ahogó en ella un borrico.
Puedo yo agregar un dato, aún más curioso en su género.
A un desgraciado alcalde que se dirigió a la reina solicitando la recomposición de la vía, le procesaron a título de que había rubricado el pedimento, y no le metieron en la cárcel porque, amén de prestar cuantiosa fianza personal, encontró padrinos que le sacasen del ahogo.
De Puente Mayorga al Cachón y del Cachón a la Línea no hay más vereda que la playa en las horas de reflujo.
¿Por que ese horror a las carreteras?
—Porque los ejércitos Ingleses podrían utilizarlas para invadirnos.
Argumentos y razones de tal linaje son los que emplea España en este Campo, a fin de que sepan sus cien mil moradores que no le deben ni un átomo de favor en sus prosperidades o contratiempos, y se hagan cargo de que son ciudadanos de última clase, sin derecho a ningún servicio, pero obligados a pagar el máximum de los tributos.
En cambio, aunque las tres cuartas partes comercian y negocian honradamente, se les sospecha a todos de malos españoles y se los moteja de desaforados contrabandistas.
Los que así hablan y juzgan desde las oficinas madrileñas, estimulan y provocan ese fronde, negando a la Aduana de La Línea habilitaciones Indispensables y otorgando otras que solo a determinados Individuos aprovechan.
Vale Dios que los españoles no son capaces, sino en limitadísimas excepciones, de renegar de su nacionalidad, pues el Estado no les tratada de distinto modo si deseara encaminarlos hacia los registros Ingleses.
Una cifra y un dato para rematar este artículo.
En los Hospitales británicos de Gibraltar reciben al mes asistencia facultativa seiscientos y tantos obreros españoles.
La plaza Inglesa de Gibraltar, donde hasta los “jingoes” más fieros y dominantes del Reino Unido hablan en castellano, es la única del mando en que circula por todo su valor nuestra moneda.
No se cuenta por libras, sino por duros. Y los vendedores callejeros pregonan a dos o a cuatro cuartos (cinco o diez céntimos) sus mercancías.
Alfredo Vicenti.
Tras este artículo veo interesante compartir con ustedes este trabajo de Manuel Chacón "Las Singularidades no explicadas de La Línea"
--------------- 0 ---------------
22 de septiembre de 1927
"La Unión Ilustrada" de Málaga publicó la Poesía premiada con accésit en el Certamen Literario celebrado en La Línea de la Concepción el 22 de julio de 1927 de la autora doña Emilia Danero de Ramayón titulada "CANTO A ESPAÑA"
--------------- 0 ---------------
22 de septiembre de 1956
El Boletín Oficial del Estado núm. 266 en su página 6156, publica:
"Dirección General de Obras Hidráulicas
Anunciando concurso de las obras de conducción general del plan de aprovechamiento hidráulico de los ríos Guadarranque, Hozgarganta y Guadiaro. Primera etapa, abastecimiento de agua potable y conducción a San Roque y La Línea de la Concepción (Cádiz}.
Hasta las trece horas del dia 22 de octubre de 1956 se admitirán en la Sección de Obras Hidráulicas de la Dirección General de Obras Hidráulicas y en la Dirección de los Servicios Hidráulicos del Sur de España (Málaga), durante las horas de oficina, proposiciones para este concurso.
El presupuesto de contrata asciende a 66.617.306,83 pesetas.
La fianza provisional, a 413.087 pesetas.
El concurso se verificará en la citada Dirección General de Obras Hidráulicas el dia 27 de octubre de 1956, a las once horas.
No se admitirá proposiciones depositadas en Correos. El proyecto y pliego de condiciones, así como el modelo de proposición y las disposiciones para la presentación de proposiciones y la celebración del concurso estarán de manifiesto, durante el mismo plazo, en dicha Sección de Obras Hidráulicas y en la Dirección de los Servicios Hidráulicos del Sur de España (Málaga).
Madrid. 8 de septiembre de 1956 .— El Director general.
3.733—A. C.
Aquí os dejo el trabajo "Frontera, Agua y Poder en el Valle del Guadiaro" por José Regueira Ramos, publicado en la Revista Almoraima del Centro de Estudios Campogibraltareños: