13 de noviembre del 1923
En el periódico "La Acción" número 2598 publica un interesante artículo:
La ciudad del milagro
La Línea de la Concepción es una ciudad nueva, tan nueva, que recientemente en el presente año ha celebrado sus bodas de oro. En el año 1872 (fecha errónea ya que fue en 1870) era un arrabal de la ciudad de San Roque, segregándose de ella en el referido año a Línea se construyó contra la opinión
de gobernantes, que veían un peligro en las edificaciones por su proximidad a Gibraltar, y contra el parecer de los demás pueblos del Campo, que veían en La Línea la legítima heredera de sus industrias.
Los gobernantes de la vieja política nos acosaron, nos negaron todos los medios de vida, y hasta nos incomunicaron con el resto de España. Se nos motejó de contrabandistas y se nos tachó de falta de patriotismo, y con todos estos inconvenientes, La Línea en la actualidad tiene una población de 80.000 habitantes. De contar con la protección a que tenemos derecho, esta ciudad sería hoy una de las primeras de España.
El carácter de sus habitantes es noble y franco, y el forastero encuentra en La Línea una hospitalidad exagerada.
Los que visitan este pueblo encuentran sincera acogida en el seno de la buena sociedad, representada por El Casino de La Línea, en los salones de este Casino, adornados con sencillez y elegancia, se respira algo tan familiar, tan acogedor, que difícilmente puede olvidarle él que lo visite una sola vez.
Su presidente, el ilustre doctor en Cirugía y Medicina, don José Ortega Cesón, con su afable y simpático trato, procura por todos los medios hacer grata la permanencia en los salones del Casino.
Esta sociedad cultísima, se puede decir que es la única que tiene vida legal en La Línea, pues aunque existen un sin fin de círculos y clubs, que se crearon al amparo de ruletas y barajas, hoy, debido a la prohibición, van desapareciendo asfixiados en su propio ambiente.
No queremos poner fin a estos renglones, sin felicitar a la Junta directiva del Casino de La Línea, y alentarlo para que sigan el derrotero emprendido, con lo cual han logrado que su Casino sea un orgullo para La Línea.
E. ROMERO
La Línea. Noviembre 1923.