sábado, 22 de septiembre de 2018

Tal día como Hoy .... 24 de septiembre de .......






24 de septiembre de 1902


El Periódico "El Liberal" publica otro interesante artículo de Alfredo Vicenti, que nos hace vivir esa dejadez del Estado con nuestra zona, al amparo de una hipotética invasión de Gibraltar:


"LO GRANDE Y LO PEQUEÑO


Creo en conciencia que se debe hablar lo menos posible de los asuntos militares que con el problema de Gibraltar se relacionan.

Y no porque sea enrevesadamente técnica una cuestión cuyos términos todos están al alcance de las Inteligencias y de los ojos más miopes, sino para alejar el recuerdo de los Iluminaciones pasadas, y para no suscitar, discurriendo o declamando a bulto, la probabilidad de humillaciones nuevas.

La milla cuadrada, las garitas con ruedas, la zona neutral, las aguas jurisdiccionales, los mapas y planos venatorios… Comparados con la triste realidad, nada son, nada significan, nada valen esos socorridos lugares comunes.

Cuatro kilómetros adentro del territorio español, sobre la playa más hermosa de la hermosísima bahía, y en el sitio —¡oh, Ironía de las cosas?— que aún sigue llamándose el Campamento, tienen guarnición y la sociedad británica una colonia de recreo, cual de seguro no hay otra en los siete mares idealizados por Rudyard Kipling.

Coltages y hotelitos encantadores se alinean en limpísimas calles, orlados de campanillas azules y divididos por setos en flor o por bardales de cuya cima desbordan los Jazmines y las madreselvas.

Entre las casitas inglesas, el cónsul alemán, M. Schott, ha intercalado la suya.


La soberanía española está representada por una especie de guardia municipal, que cobra, cuando les cobra, algunos céntimos al día. El buen hombre, de sol a sol, trabaja por cuenta propia donde puede. Por la noche se ciñe un sable viejo, y actuando de sereno guarda las casas donde las familias extranjeras reposan.

A corta distancia poseen los oficiales y los gentleman de Gibraltar un extenso campo de polo, donde tres veces por semana y ante un selecto público de mísses y ladies juegan bulliciosas partidas. En rigor, no lo poseen. Lo llevan en arrendamiento; pero, como diría la gente de su país, en arrendamiento por 99 años.

Una pareja de nuestra Guardia Civil asiste a las partidas y cuida de que arrieros y trajinantes (pasa por un lado del cuadro una vereda) no perturben a los jugadores.

¡Siena Carbonera! Sí. Un emplazamiento admirable para baterías españolas. De frente a Punta Mala, y dominaría todo el puerto civil y gran parte del militar con sus fuegos.

Alguno de nuestros ministros de la Guerra, correspondiendo a lo que de tiempo inmemorial se clama y se pide entre nosotros, trató de fortificar aquella magnífica posición estratégica y hasta dispuso e inauguró las tareas preliminares.

Hubo al punto que interrumpirlas, y se retiraron, sabe Dios hasta cuando, las compañías de ingenieros.

Pocos meses há, llegó al Campo el General Weyler, animado de los más decididos propósitos. En la desmantelada Torre Carbonera se ha puesto con tal motivo una lápida, en que campea el siguiente rótulo:

«¡Weyler! (así, entre puntos de admiración), primer ministro de la Guerra que me ha visitado. ¡La patria agradecida!»

Pues tampoco se ha realizado ni existe el menor indicio de que vaya a realizarlo cosa que de defensa militar tenga figura.

“¡Trincheras! ¡Baterías! Los centinelas ingleses que en las afueras del Peñón vigilan los ochenta metros de su zona neutral, disponen, para preservarse de los rigores del sol andaluz, de unas excelentes pantallas movibles.

Quisieron nuestras autoridades militares dotar de Igual preservativo a los centinelas que guardan la otra parte de la zona.

Enteróse de ello el gobernador general de Gibraltar, y envió una atenta queja indicando que el procedimiento no era lícito. 

Pues no ha habido, ni hay, ni habrá pantallas para los soldados españoles.

Este dato justifica la amargura con que los patriotas discretos de por acá (que, a Dios gracia, todavía son muchos) oyen hablar de cuando en cuando de la fortificación de Sierra Carbonera.

Saben que todo ha de quedar en anuarios. Y saben, además, que la sola insistencia en éstos bastaría para originar lamentables decepciones.

He ahí por qué estimo yo conveniente hablar lo menos posible de tan desdichados asuntos. Callando y obrando a tiempo, algo, quizás, hubiéramos conseguido.

Hoy, sobra para que forme idea el buen entendedor con la historia de las pantallas.

Una defensa natural estaba a nuestro alcance, más practicable y más eficaz que ninguna. El fomento de la prosperidad mercantil e industrial de los pueblos fronterizos; la apertura de caminos que facilitasen sus mutuas comunicaciones; la construcción de muelles; la habilitación, ya que no de un puerto franco, de una Aduana completa y bien servida; la cesión de terrenos para casas de recreo o granjas de labor; la creación de escuelas, y la multiplicación, en fin, de los remedios que, para casos de esta índole, la ciencia y el sentido común señalan.

Nada se ha hecho ni se hace en semejante dirección. Nótase, al contrario, la tendencia a desbaratar con especiosos pretextos lo poco que antes había.

He hablado ya de carreteras en mis artículos anteriores; pero debo y quiero volver al tema, porque es de capitalísima importancia.

La Jurisdicción de Guerra prohíbe severamente la reparación de los que fueron caminos. Al negociante o al carretero que de noche y a hurtadillas lleva alguna carretada de piedras para rellenar los baches mayores, la autoridad militar, si lo averigua, le forma expediente y le quita de raíz las ganas de volver a meterse en composturas.

Admito que en las guerras modernas no puedan moverse los ejércitos invasores o enemigos sino por carreteras bien trilladas.

Admito que en la actualidad no sea factible lo que lo fue en 1860 desde Ceuta hasta Fondak para el General O'Donnell.

Y admito, por último, que requiera muchas semanas la obra magna de cortar o inutilizar un camino.

Pero, si ello es así, ¿por que no se han destruido o so destruyen los restos del que subsiste, aunque casi impracticable, entre La Línea, el Campamento y Puente Mayorga?

Más razonables que los defensores de procedimiento tan absurdo, son los que, tajando por lo sano, proclaman la conveniencia de echar abajo la ciudad (ciudad y de las grandes es) de La Línea, y de retirar la frontera hasta las cercanías de San Roque.

Puente Mayorga constituye el mejor puerto y la única Aduana, propiamente dicha, de la admirable bahía, en donde, si quisiéramos, podríamos crearnos una posición muy superior a la militar y mercantil que ocupan en su Roca los ingleses.

Nadie lo duda, ni siquiera los gobernantes que saben algo de geografía.

A pesar da ello, y de los 2.000 moradores que forman el vecindario, ni muelle, ni escuelas, ni cura, ni médico, ni boticario, ni guardia civil hay en Puente Mayorga. Se mantiene el orden y se atiende un tanto a la policía elemental, gracias a la inteligente energía del alcalde pedáneo, que suple en lo que le es dable tantas y tan inverosímiles deficiencias. Por cierto que meses atrás alquiló un local para escuela, y ha tenido ahora poco que abandonarlo, visto que le negaba el Ayuntamiento de San Roque los prometidos recursos.

Hay, en cambio, recaudación de consumos, cuartelillo de carabineros y destacamento de vigilantes marítimos y terrestres de la Arrendataria de Tabacos, a fin de que ningún ciudadano deje de pechar lo debido.

En lo que toca a las muchas mercancías que arriban a Puente Mayorga, una vez hecho el adeudo, allá se las compongan para llegar a los pueblos del interior A donde vienen destinadas.

A falta de veredas, más de un kilómetro de playa necesitan cruzar los carros, como en el dog.car de Fava lo hemos cruzado Del Río y yo en nuestra visita al Campamento, al Puente y a las otras poblaciones de la comarca.

Se atascan los carruajes, mueren a docenas los mulos y tardan días los fardos en recorrer un trayecto que deberían recorrer en poquísimas horas; pero la jurisdicción militar y la Diputación de Cádiz permanecen impasibles.

Tiene excusa la primera; la segunda, que abandona sistemáticamente el trozo de La Línea a Gibraltar y el del Campamento a San Roque, merece ser despreciada, no sólo por los comerciantes e industriales a quienes despoja, sino por España entera, a quien está poniendo en ridículo.

A despertarla fue, no há mucho, el secretario primero de embajada y cónsul general en Gibraltar, D. Francisco Martí, hombre de entendimiento clarísimo y de excepcional cultura, que honra a la diplomacia nueva.

Este funcionarlo, que a la vez que presta a España inestimables servicios, agota en su puesto de avanzada el cáliz de las patrióticas amarguras, habló al gobernador de Cádiz del tristísimo asunto de las carreteras, en lo que concierne al trozo de La Línea.

Refiriéndose a la entrevista, aluden los periódicos locales a exclamaciones y frases que aquí he oído yo varias veces.

Cierto; al salir del territorio inglés y empezar a dar tumbos, exclaman los cocheros y los viajeros: «¡Ya estamos en tierra española!»

¿Nos libraremos ahora de semejante Ignominia?

¿Obtendrán al cabo los ciento veinte mil moradores del Campo los servicios de que en absoluto carecen?

Pienso que no.

Y, sin embargo, ahí está, o ahí estaba, nuestra mejor, nuestra única defensa contra la doble política de esferas de influencia y de puerta libre que los ingleses, con tan feliz suceso, vienen practicando.

Se acabará a la larga la cuestión internacional de Gibraltar mediante la neutralización del Estrecho. Para nosotros proseguirá todo lo mismo.

Podríamos y deberíamos transformar la bahía de Algeciras en un riquísimo emporio. No adelantaremos, sin embargo, un paso más que a remolque de las iniciativas y los impulsos ajenos.

Centro del comercio y de la actividad del mundo, es el mar donde todavía somos de derecho los amos, y, por una ley ineludible, según la cual no es lícito desperdiciar los bienes que a la humanidad ofrece la Naturaleza, realizarán los demás lo que no realicemos nosotros.

Más de treinta siglos há que, estableciendo factorías y colonias alrededor de Carteia, nos lo enseñaron los fenicios.

Todavía no hemos aprendido la lección, y plegue a Dios que no sea demasiado tarde cuando hayamos acabado de aprenderla.

Alfredo Vicenti.




Aquí os dejo este trabajo "Apuntes para un Estudio Socio-económico de La Línea a comienzos del Siglo XX por David Muñoz Martínez y Ángel J. Sáez Rodríguez, publicado en la Revista Almoraima del Instituto de estudios Campogibraltareños:





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24 de septiembre de 1953


Se celebró en el "Teatro Cinema Trino Cruz" el Festival Benéfico organizado por la Real Balompédica Linense, Pro Fichaje, a cargo de :

AGRUPACIÓN ARTÍSTICA LINENSE

Presentando en escena el Guión Folklórico del MAESTRO SORO

ALEGRÍA CAMPERA



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24 de septiembre de 1977





Por fin, después de muchos dimes y diretes, fueron entregadas las llaves de las 301 viviendas ubicadas en el antiguo "Campo Neutral", entre La Línea y Gibraltar. Oscuros bloques que no están en consonancia con la arquitectura andaluza, ni con el bello paisaje campogibraltareño.

Así lo publicaba la revista Carteya.

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24 de septiembre de 1979


Se publica el Periódico "Maestranza", del que he sacado un par de entrevistas; la primera una entrevista a Roque Montoya "Jarrito":

"Nuestro invitado de hoy al espacio que dedicamos al mundo del espectáculo y que habitualmente solemos traer algún que otro artista en el mundo de la canción, lo ocupa hoy un hombre que lo es todo en el arte del cante flamenco.
Así transcurrió nuestro diálogo con Roque Montoya, más conocido en el mundo artístico como "Jarrito".

- Roque ¿fueron duros tus comienzos o por el contrarío encontrastes dificultades?
- Fueron bastante duros, esa es la verdad. Yo me fui a Madrid, allí cantaba en fiestas particulares y donde como es lógico hacía falta tener una gran preparación para alcanzar la meta deseada, como es fácil deducir esta meta no era otra que la de hacerse con un nombre, ahora bien, para ello se necesitaba una gran preparación puesto que contaban también con maravillosos  "cantaores” como eran Marchena, Pavón y Caracol entre otros.

- ¿Diferencias del cante de aquel entonces con el actual?
- Pues entre el cante de aquel entonces y el de ahora existe una diferencia abismal, por ponerte un pequeño ejemplo te diré que antes la Bulería era neta y ahora ésta la hacen canción, además hoy se le deja cantar a cualquiera que reúna ciertas cualidades y antes esto no ocurría.

- ¿Que tiempo ha transcurrido desde tu última grabación hasta el día de hoy?
- Pues sólo han transcurrido dos años, esta la hice con mi casa discogràfica Euromùsica.

- Tenemos entendido que en breve tiempo piensas grabar de nuevo ¿Que hay de cierto en ello?.
- Efectivamente estás bien informado, Dios mediante a finales de Septiembre, es decir del mes que estamos, me voy a grabar de nuevo a Madrid.

- ¿Que consejo puede dar un maestro como tu a un chico que empieza y que quiere alcanzar la cota de la fama?
- Pues por lo pronto a diferenciar lo que es cantar y saber cantar, para saber no es suficiente tener unos dotes personales, hay que aprender de otro, una cosa sin la otra es totalmente incompatible, por otro lado pienso que esto se lleva en la sangre y el que lo lleva a la larga lo consigue.

- Hablando de darse a la fama ¿donde te distes a la fama, Roque?
- Pues fue en el Teatro de la Comedia donde estábamos representando la obra "El cojo enamorado" con Pilar López, yo cantaba con el ballet y sólo, esto transcurría en el año mil novecientos cincuenta y nueve.

- Una última pregunta ¿Te sientes satisfecho con lo realizado hasta ahora en tu vida artística?
- Pienso que el artista no alcanza todo lo que realmente quisiera, siempre aspira a más, yo me puedo dar por satisfecho puesto que he actuado en el Teatro de las Naciones de París con Lola Vargas, conozco  toda Sudamérica y he actuado en gran parte de ella y he logrado otro premio muy importante en nuestro mundillo como es el Premio Nacional de Cante Flamenco que tuvo lugar en Jerez de la Frontera, tras esto que te he mencionado y muchísimas cosas más ya me dirás si es para sentirse satisfecho.

- Gracias por tus palabras y que sigas triunfando.
- A ti por la entrevista que me has hecho."





Y la segunda una entrevista de José Iria a Manuel Gómez "Molowny":

"MOLOWNY:

"NO HE VENIDO A LA LÍNEA A ROBAR EL DINERO”

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TENGO QUE SER ÚTIL A LA BALONA Y COLABORAR EN EL ASCENSO

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"SOY UN JUGADOR CON MIS LImiTACIONES, pero NECESITO JUGAR”

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ENRIQUE ALÉS Y ROMÁN SON LOS MEJORES ENTRENADORES QUE HE TENIDO”


Se llama Manuel Gómez. Tiene aspecto de intelectual: gafas claras, cabello rizado y modales exquisitos. Más bien parece un profesor universitario que un futbolista que además tiene forma de hacerlo demasiado bien en la cancha. Cuenta en la actualidad con 27 años y le llaman "Molowny" porque en la época juvenil sus amigos le comparaban al famoso mangas del Real Madrid. Es en la actualidad el foco o punto de mira de la entendida afición linense, porque vino para erigirse en "cerebro" blanquinegro y no ha rendido a satisfacción. 

Se le puede comparar al trotamundos del balompié con un historial amplio: Juventud de Huelva, Infantiles y Juveniles del club onubense, juega en tercera división con el histórico Huelva y es cedido al Algeciras y San Fernando.

También juega en el Real Granada y logra ascender con el club de los "Cármenes" a tercera división y retorna al Huelva a las órdenes de Enrique Alés para ascender también a Segunda División.

Ficha contrato por el Almería y juega en calidad de cedido en Badajoz la última temporada, donde pasa, a las órdenes de Fuentes, sin ser elemento titular.

PASADO

- ¿Que pasó con Fuentes, Molowny?

- No pasó nada. Él tenía su sistema y no entraba yo en sus cálculos fuera de casa, pero se daba la casualidad que no jugando yo nunca ganaba y sin embargo ganamos en el Puerto de Santa María y otro campo jugando Molowny. Son cosas de los técnicos que yo respeto, porque siempre he sido un jugador disciplinado. Yo siempre respeté a Fuentes, aunque no compartiera sus decisiones.

- ¿Como ha sido el pasado de Molowny?

— Bueno: yo nací para jugar al fútbol y lo hice siempre como un jugador que acepta el mandato de la superioridad, pero que no se olvide que tengo mis limitaciones. Ni soy un gladiador ni tengo coraza de hierro, pero trabajo a mi manera en la cancha. No todos los jugadores son obreros. A las órdenes de Enrique Alés, al que agradezco todo lo que hizo por mí, logré ser un jugador importante en el Huelva. Aquel año ascendimos a segunda división y yo fui titular indiscutible en el esquema de Alés. Y no creo que el mister al que nombro tenga un pelo de tonto.

- Pero, ya no eres un chaval ¿o no?

- Sólo tengo 27 años y me considero muy joven aún. He venido a la Balona para ser útil y demostraré que Molowny puede ser el “cerebro" que todos esperan. No soy un ratero, sino un profesional que se gana todos los días el sustento para él y su familia.

- ¿Casado?

- Efectivamente... y esperando un hijo. Soy muy responsable y tengo que demostrarlo en La Línea, pero necesito jugar.

PRESENTE

El pasado de Molowny está claro. Un trotamundo del fútbol y siempre arquitecto en la zona ancha. Enrique Alés sabe mucho de su juego de seda. Pero a la afición linense le interesa el presente de Molowny.

- ¿Que pasa con Román, cerebro?

— Román es un gran entrenador: vocacional, integro y capacitado a pesar de su juventud. No tengo porqué hacer la pelota a nadie, pero la Balona puede presumir de técnico caro. 

- Sinceramente, ¿estás a punto Molowny para jugar?

— La verdad es que estoy al setenta y cinco por ciento de mis posibilidades, pero jugando hallaré mi forma habitual y rendiré en la parcela central. Hay que pensar que un año casi sin jugar pesa mucho, pero de eso a concebir que he venido a llevarme el dinero por la cara hay una distancia abismal. Yo sabré ganar el dinero con el sudor de mi frente y con la calidad de mi fútbol

- La gente opina que eres un "aventurero? Ya sabes...

- Se equivocan conmigo aquellos que piensan de esa forma. No soy un ratero, el que roba es aquel que se lleva el dinero sin trabajar. Yo estoy trabajando todos los días y quiero jugar y ser útil a la Real Balompédica Linense. El tiempo dará razón de todo lo que digo ahora para “MAESTRANZA".

- También se comenta que eres cómodo.

- Bueno yo no soy tan veloz como Kiñaky ni tan rápido como Noly o Quirós, pero tengo mis cualidades y las demostraré con creces. Ni soy apático ni hago el vago en la cancha. Yo soy como soy: listo en mi forma de hacer el balompié, lo concibo bien y lo llevo a la práctica con sapiencia. Y todo eso lo voy a demostrar dentro de muy poco si Román lo considera oportuno. Daré el máximo de mi fútbol en La Línea. Me fui de Badajoz, porque sentí pena de la afición que había sufrido mucho con la sombra del descenso y estoy sufriendo bastante en La Línea con esos negativos que pesan como una losa, pero…

- ¿Tienes algo especial que decir?

- Pues que dentro de poco tiempo verán a la verdadera Balona. Puede que en Mérida comience la escalada y todo quede en el olvido y se parezca a un espejismo. Hay que ser fuerte para brindar a la actual directiva y a la hinchada los triunfos sonoros que todos esperan.

- ¿Te consideras un jugador caro?

- ¡No, por Dios! He cobrado como cualquier jugador de tercera, pero no se trata de ser caro o barato, sino de demostrar la valía. Sólo pido un poco de tiempo y la confianza plena de la afición, prensa, directiva y entrenador.

- ¿Cuanto tiempo le queda a Molowny para demostrar todo cuanto está diciendo?

- Yo sólo necesito jugar. Jugando es como se adquiere la finura para triunfar. Cualquier jugador del Real Madrid de los figuras, si no juega pierde ritmo y colocación en el campo, yo necesito jugar y entonces, de verdad, me admirarán mucho todos los aficionados.

- Molowny, con sinceridad, ¿que le pasa al equipo?

- Esos dos negativos en la noche contra el Úbeda han hecho mucho daño a los compañeros y al propio entrenador. La Balona necesita mucho de su hinchada y con esa ayuda de la gente, pues se conseguirán todas las metas soñadas.


FUTURO

- ¿Que futuro nos aguarda, Molowny?

- Vislumbro un panorama feliz. Tiene que tener cuidado el Cádiz con la Balona. El equipo tiene que dar la medida de sus posibilidades y lucharemos por el liderato como el que más.

- Enrique Alés dijo un día que tu eres un mediocampista de lujo.

- Lo agradezco, pero en la vida hay que vivir de realidades. Ahora estoy en la Balona a la orden de un gran entrenador como es Román. Voy a demostrar muchas cosas.

- ¿Serás el "cerebro"?

- Seré un jugador de club. Jugaré a mi estilo y triunfaré en La Línea.

- ¿Y esos que dicen que has fichado por el dinero?

- Callarán y aplaudirán a Molowny.

- ¿Así de fácil?

- Soy un hombre íntegro y nunca engañé a nadie. Lo juro.

- Te creemos, "cerebro”.


IRIA.

Fotos: González.






Y aquí podéis ver el Periódico entero, solo la parte de La Línea:




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Luis Javier Traverso 




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