3 de diciembre del 1936
Se emite el siguiente Bando:
Al Pueblo de la línea
Después de más de cuatro meses en que las fuerzas nacionales emprendieron la magna empresa de salvar a España de las garras del comunismo, partido éste que ha conseguido filtrarse en todo el mundo, porque por todo el mundo están sus dirigentes esparcidos, Judíos, Masones y Marxistas, que bajo el lema de Libertad, Igualdad y fraternidad, aprisionan las masas obreras, inoculan el virus de clases; dividen y tratan de vencer, lanzando a los pueblos a una lucha fraticida y estéril, mientras los lideres de este sofiatico ideal se apoderan de las riquezas huyen como cobardes borreguillos.
Quizás no exista en España otro pueblo que pueda Justificar con más razones que La Línea, el arraigo y simpatía que por esas sectas, masónicas, por esos Ideales extremistas y por ese vivir al margen de la Ley, ha sentido y aun sigue sintiendo esta Ciudad. Un pueblo que su Ayuntamiento era todo masón, una cámara de Comercio donde todos sus componentes y simbolismos eran masónicos, un Círculo Mercantil que acogía en su seno toda, la amalgama esparcida, nueve Logias Masónicas establecidas estratégicamente por toda la Ciudad, más de treinta Centros extremistas maniobrando en la impunidad.
Y para contrarrestar todas estas monstruosidades, tan solo una pequeña Iglesia, con capacidad para ciento cincuenta o doscientas, personas, un solo Banco de operaciones mercantiles, un solo Estanco donde jamás se vendió tabaco, un solo Casinillo donde se reunían media docena de personas decentes, un solo jardín que nadie visitaba, ni una Biblioteca pública, ni una Fábrica, ni una Industria, ni un comercio dentro de la Ley, sin agricultura, sin ganadería, con muy pocos hombres que sepan vestir el traje de mecánico para el trabajo y menos coger los aperos de labranza.
Todo esto en una población con una densidad de sesenta y cinco a setenta mil almas que jamás vencieron en unas elecciones los llamados partidos de derechas, y en las últimas dieron a estas, ochocientos votos, costando algunos más de veinticinco pesetas, donde solo se leía Heraldo de Madrid, y casi se desconocía ABC los donde todo el mundo vestía bien y comía mejor, donde los cafés y tabernas estaban siempre llenos, donde se vendía en público todas las marcas de tabaco que se fabrican en Gibraltar; en un pueblo donde todo es anormal, hasta su construcción y situación y donde por, no ser suyo, no lo son ni las aguas que lo bañan.
A un pueblo así no pudieron venir nada más que personas así.
Autoridades así, hombres así, y, mujeres así.
Ni Autoridades legales, ni hombres semiperfectos mujeres españolas.
Aquí reinó el favoritismo y el caciquismo, Imperó el contrabandismo, la usura, la dita el, Administrador de Fincas que se vendía el propietario que explota y explota; el hombre de conducta dudosa y huido, la mujer bravía Indómita y feroz, y el verdadero pueblo Linense quedó anulado y en la oscuridad, ante las relumbrantes alhajas de aquellos capataces de carbón, analfabetos en su mayoría, pero explotadores de los pocos que como trabajadores así se podían llamar.
En La Línea las leyes parecen dictarse para que surtan efectos unas horas, después de un dia, nadie los recuerda y lo que más doloroso, nadie los, quiere cumplir, porque nunca lo hizo así, quien debió y pudo.
Estamos en la España nueva, queremos una España grande, y los que por desgracias vivimos en este último pueblo de nuestra Patria, tenemos que desprendernos de los garras de ese Peñón, triste oscuro y fatídico, donde una masa Judía nos mueve a su antojo, disfruta de nuestro maravilloso clima y se ríe de nuestra desgracia:
De ese Peñón exteriormente vestido de negro que envenena a nuestros hermanos, y no me refiero a la población Inglesa, porque esta sigue atenta a nuestro movimiento, manteniendo su neutralidad y su bien acreditada hidalguía, para todas las naciones del Mundo.
Españoles, trabajo: pan y justicia.
El que se sienta Español que venga a nuestros brazos arrepentidos de sus culpas, lo cogeremos como hermano, el que aún dude que os marche de España porque seremos inexorables ante la Ley.
La Línea a 3 de Diciembre de 1936.
El Capitán Comandante Militar,
JOSE JIMENEZ JIMÉNEZ